sábado, 3 de mayo de 2008

Lucía….lo mejor de la tarde

El calor nos estaba abrasando y era insoportable. La tierra y el calor del lugar estaba empezando a descontrolarme, aunque mostraba aparente calma. Yo trataba de distraerme con cualquier cosa, me ponía unos lentes ajenos, que de seguro me quedaban pésimo, comía un helado, caminaba de espaldas, conversaba quien sabe que locura con tanto calor. La cola era muy larga y la gente empezaba a impacientarse.

Y es que todo era por el aniversario de la universidad que nos dio la oportunidad de crecer, aunque se digan cosas de ella. Quizás le esté tomando cariño. La universidad Alas Peruanas esta vez me daría un regalo, y era el de conocer a Lucía De la Cruz. Sin duda era lo que más estaba esperando. Su voz, su interpretación siempre llamó mi atención.

Por fin entramos a la facultad más grande de Alas Peruanas .Veterinaria. Tan grande que entrábamos todos y en la puerta nos daban nuestro ticket de un almuerzo. Una rica pachamanca que luego sería, aunque rica, la pesadilla de todos.
Las filiales de provincias se hicieron presente con sus danzas típicas. Sin embargo lo que me fascinó fueron los caballos de paso. Hermoso.

Todo iba bien hasta cuando se nos ocurrió hacer cola para la comida, entonces empezó la odisea. Una multitud se hizo presente a empujones en una cola que no avanzaba nunca. Luego ésta cola se transformaría en una locura total donde más de uno se cayó al piso y donde más de uno se peleó. Como una chica de mi salón.

En esos momentos ya un grupo estaba cantando y no nosotros nada de salir de la bendita cola. Pero sólo habría algo que haría que me olvide de la comida. La voz de Lucía hizo que dejara mi ticket con mi amiga y me salí de la cola con Paola. Qué momento. Por fin vería el show de esa mujer, escucharía esas canciones que me llegaron a lo más profundo como: Mal paso, Mi propiedad privada, De qué estoy hecha, Que somos amantes y algunos temas de cumbia cantados por uno de sus integrantes, fiel a su estilo.
Aunque yo no lucía lo mejor, donde el calor, los empujones y más, me habían convertido en un estropajo. Pero ahí estábamos con Paola, tomándonos fotos con uno de los bajistas de Lucía. Él era muy guapo y aunque no sabía su nombre, sí muchas veces lo había visto en la tele. Se portó de maravillas.

Paola y yo no encontramos a Lucía pero ella encontró a su premio consuelo. Ricky Trevitazo. Me llamó la atención la actitud de este ex escándalo, muy calladito, con sus lentes oscuros, su camisa rara y su pelo largo. Ella moría de ganas por tomarse una foto, sin embargo, no se animaba pararse a su lado a su lado, hasta que le dije que le tiraría un puñete si no iba de una vez porque ya me había cansado de verle su carota. No es mi tipo. El bajista en cambio.......La foto estaba tomada y por fastidiar les dije que tomaría otra con el pretexto de que Ricky había mirado a otra parte. Él sólo mostraba su sonrisa resignada y con el pulgar levantado.
Mi amiga me sorprendió con un inesperado - “Ya pues no mires a otra parte” le dijo con un tono de exceso de confianza con el chico, que me dio risa. Le agradecimos y nos fuimos. El tipo todo el tiempo no dijo ni pío. Sin embargo en el escenario se soltó tanto que parecía otro.

A fin de cuentas fue su grupo, quien nos hizo hacer locuras, nos hizo cantar, bailar, reír, todos abrazados formando un círculo. Ese momento fue uno de los mejores sin duda.
Sorpresas y más sorpresas las que me trajo ese día. La noche apareció y ya me quería ir.
Afuera me encontré con Madai y quería que fuéramos a Miraflores. No podía ser. Con mucha suerte conseguí un carro contratado por Alas Peruanas que iría directo a mi casa, y me despedí de ella.
Sería dos largas horas de Pachacamac hasta mi casa, prendí el mp3 y me entretuve con mi música. Me sorprendió una banda peruana llamada El autobús con su tema, El duelo. Buenazo. Y así acaba un día de aniversario que no olvidaré y creo que tampoco la persona que recibió mi ticket.


1 comentario:

Sei dijo...

oo si yo tampoco lo olvidare ¬.¬
pero si la pasamos bien
no?