Aquí no hay Semana Santa

Pasan los años y cada vez es peor. Últimamente se están perdiendo las costumbres en el Perú . Y es que ya no es como antes. Hace poco todavía notábamos en las radios que muchas emisoras suspendían su programación temporalmente. La gran mayoría lo hacía. O tal vez algunas que sí salían al aire pero con música suave. Es decir, baladas. Al menos era aceptable. Fijémonos ahora que la radio ya no respeta esto y salen con todo con su música de siempre, la de todos los días. Las que están de moda. Parece que se está perdiendo la fe. Y es que hay mucho desbande.

Siempre he visto que a la gente se le ocurre tomar justo en Semana Santa. Cómo les gusta lo prohibido. Al menos notaba que sentían algo de vergüenza, ya que veía que siempre ocultaban las botellas, en una bolsa o en una mochila. Sin embargo ahora toda culpa desapareció. En cada esquina veo una mancha de pirañas tomando. O una fiesta por allá. Tema aparte es la comida. La gente ya no respeta nada. Aunque esto recién lo vi. Poco a poco veo que los restaurantes, aunque pocos, muestran con desparpajo comida que no sea pescado. Y lo consumen. Muy pocos. Sin querer contribuí con eso. Es cierto que desde el jueves mucha gente en mi mercado se pugnaba por conseguir pescado pero también me sorprende como en la noche de un viernes santo, las hamburguesas y los pollos abundaban. Muy entrada la noche con hambre y con flojera de freirme un pescado, decidí comprame "comida chatarra". En su momento me sentí mal porque soy creyente pero luego me acordaba que la Semana Santa ya no es como antes y pensaba qué de malo p0día pasarme si comía pollo. Al día siguiente recibiría mi castigo.Pues nunca pensé que la vanidad dolía tanto. Aquelllas duras palabras del cantante italiano Tiziano Ferro me inquietaron y me indignaron. Me solidaricé con las mexicanas. Todos vimos como ellas empezaron a odiarlo. Y yo sin querer empecé a fijarme más si tenía bigote. Lo curioso es que en la sierra mexicana, en provincias como Puebla, Chiapas, Oaxaca y Guerrero los hombres encuentran atractivas a las mujeres con esta singularidad. Es su cultura. Pero es la de ellos. Yo no la quiero. Me obsesioné con ello. Desde ese momento me tortuto cada cierto tiempo en sacarme todo con una cera líquida. Y entonces sucedió. Acá venía mi castigo por el día anterior.

Esa tarde estaba con la alergia (al polvo) y no dejaba de estornudar. Calenté mi cera y cuando ya estaba bien caliente y totalmente derretida, apagué mi cocina. Agarré mi olllita y caminé por el patio con la cera en la mano. De pronto estornudé tan fuerte que mi mano se movió y la cera caliente me cayó en el pie (estaba con sandalia) . Todavía recuerdo aquél momento de tanto dolor. De la desesperación comencé a sacarme la cera y me saqué el pellejo. Doloroso. Yo creo que ése fue mi castigo, aunque todavía seguiré haciéndolo, espero no volver a comer pollo en Semana Santa. Ahora sólo deseo que regresen los buenos tiempos de fe.